Subscríbete a nuestro canal de YouTube
Día de grandes emociones. La vida es una tómbola…
Iniciamos el día revisando un poco la mecánica del coche justo delante del alojamiento, a 60 km del inicio del tramo cronometrado puntuable. Llegamos sin problema y iniciamos la etapa, ya en zona desértica con tramos de pista árida, y zonas con bancales de arena, ríos secos y dunas.
La primera parte del tramo iba hasta unos monumentos que un escultor inglés tuvo la genial idea de construir en medio de la nada. El primero era una escalera que va a directa al cielo. 50 peldaños construidos y directos al vacío. La navegación en este inicio de tramo no da muchos problemas, ya que el monumento se ve a kilómetros en la llanura, y de ahí directos a otro monumento, con forma de ciudad, que se divisaba casi desde el primero.
Nuestros problemas en ruta se iniciaron a 2 km del primer monumento, cuando el coche ha dejado de recibir gasolina desde el depósito por motivos aún por determinar. No se paraba, pero no tenía fuerza, y cualquier pequeño banco de arena nos paraba el coche.
Hemos bajado del coche, y rápidamente hemos cambiado el filtro externo de gasolina. Esto nos ha permitido llegar hasta el segundo punto de control, sin estar solucionado el problema, pero parándose menos el coche y finalmente hemos llegado a este punto con 1 minuto de retraso.
A partir de aquí todo ha ido a peor. Cada vez se paraba más el coche, más bancos de arena, y cada pocos metros había que saltar del coche en marcha para empujar en las dunas. Finalmente, nos hemos metido en una duna de lleno y el coche se ha hundido y no había forma de sacarlo.
Ahí nos hemos quedado, ya dando el rally por perdido a nivel competitivo, a la espera de que algún otro coche nos pudiera sacar.
La ayuda llegó, y sacamos el coche, pero con pocas opciones de llegar a meta, y seguros de que al primer bancal de arena nos quedaríamos atrapados. Además, cada pocos metros había que parar el motor y zarandear el coche, intentando remover la gasolina del depósito por si tenía arena y se nos tapaba el filtro interno de la bomba de gasolina.
Un calvario, y no le veíamos solución posible. En una de las paradas, nos ha ofrecido ayuda un compañero con un Land Rover Defender y nos ha remolcado 2 zonas de dunas para evitar quedar allí parados. Ahí nuestro coche ha ido con el motor parado y descansando, y esos 4 o 5 minutos de parón, creemos que le han dado vidilla, y tras esas dos zonas, hemos arrancado y con una puntita de gas y sin subir de 1500 rpm, poco a poco se ha ido embalando el coche. No podíamos frenar, ya que perderíamos toda la inercia que llevábamos, y eso se traducía en baches, mas baches, bandazos de lado a lado (el único peligro era salirse de pista y quedar atrapados en la arena), pero el piloto ha dominado los 3500 kg de coche y hemos llegado a meta a 1 minuto de penalizar, por lo que en conjunto, solo 10 puntos de penalización.
El abrazo final de los participantes y la sensación de que habíamos superado esa situación, donde lo dábamos todo por perdido, a base de motivación personal y sin dejarse desanimar por las circunstancias, ha sido un momento que no se puede explicar con palabras.
Seguimos adelante, con el coche en el taller revisando el sistema de gasolina para tenerlo a punto para la etapa de mañana, donde podremos visitar con más calma los poblados de esta zona sur de marruecos, ya muy desértica y con muchas carencias, y podremos hacer entrega de todo el material de ayuda que traemos para colegios y centros médicos de la zona.
Día agotador tanto física como mentalmente.
Toca recuperar energía y mañana seguir.