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Tramo de regularidad asequible pero con muchos problemas mecánicos.
Hoy empezábamos el día sabiendo que íbamos cuartos en la clasificación general, empatados con el tercero y a solo 10 puntos de los 2 primeros. Iniciaba la etapa en el mismo alojamiento y nos esperaban 70 km de pistas con mucha llanura donde nos debíamos orientar con la brújula siguiendo rumbos marcados en el rutómetro.
Alrededor del kilómetro 20 más o menos, empezó a oler a gasolina. Ya tuvimos problemas en la etapa anterior y confiábamos que habiendo puesto una nueva bomba de gasolina no habría más problemas de esos, pero no. La nueva bomba tiene más presión, y ha reventado un manguito. Por suerte, ayer le pedimos al mecánico que abriese un agujero en el suelo del maletero del coche para acceder directos a la parte superior del depósito de gasolina, donde está la bomba, y asi evitar tener que desmontar el depósito para acceder y poder trabajar desde encima.
Descargamos maletero, levantamos alfombrillas y efectivamente, manguito roto, brida fuera, manguito nuevo (llevamos mangueras de repuesto por si acaso, claro..) y a correr.
Dos kilómetros. Se para el coche.
La bomba de la gasolina no funciona. Vuelve a vaciar el maletero y a ver qué pasa… se han mojado los cables con la gasolina que perdía el manguito y han hecho cortocircuito y han quemado la instalación eléctrica de la bomba. O eso creemos, porque en medio de un tramo cronometrado, en el desierto, con los pocos medios que llevamos encima y con los nervios de que llegamos tarde, podéis imaginar que no hay mucha seguridad en nada que se nos ocurra, todo es ir probando.
Para solucionar el tema, lanzamos 2 cables desde la bomba directos hasta una toma de mechero del coche, que desconectamos para conectar los cables. La bomba funciona.
Adelante con el tramo y a llegar lo antes posible, penalizando 14 minutos sobre el tiempo en el control horario intermedio y llegando a meta con tiempo de sobras.
No ha sido un buen día a nivel clasificatorio, pero hemos podido seguir y solucionar problemas que fácilmente podían habernos dejado allí tirados a la espera de la asistencia.
A la llegada a meta, nos esperaban, además de la organización, muchos niños que curiosean, nos ofrecen collares y manualidades que ellos mismos hacen, y aprovechan para sacarse unas monedas, comida, ropa o simplemente agua.
A cinco kilómetros nos espera un albergue con haimas a los pies del desierto, donde podemos descansar y repasar toda la nueva instalación.
No hay descanso.