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Despertamos a las 7 de la mañana tras pasar la noche en unas haimas, al pie del desierto de Erg-Chebbi. Con las dunas de fondo, donde anoche pudimos disfrutar de la conducción 4×4 y deslizarnos por las dunas al tiempo que anochecía y nos cubría un mar de estrellas.
La etapa de regularidad de hoy partía desde el alojamiento hasta una zona muy al sur, ya en pleno desierto y rodeados de llanuras que se perdían en el horizonte. Ha sido un tramo donde la orientación y la navegación siguiendo rumbos ha sido clave para poder llegar al punto de encuentro, ya que las pistas de tierra se borran con la arena del desierto, e incluso en ocasiones hay que salir de la pista porque se han formado dunas en ella.
Nuestro objetivo era llegar a una escuela donde hoy hemos hecho la entrega del material solidario que llevamos para ayudar un poco a esta gente con tan pocos recursos.
Tras la entrega de material en el colegio, nuestro siguiente punto de parada era una ONG situada en Merzouga, a 30 kilómetros. No iba a ser tarea fácil, ya que justo en el momento de partir nos hemos encontrado con que el coche no arrancaba. Las 2 de la tarde, un sol de justicia y casi 40 grados. Había que cambiar el alternador del coche.
No es casualidad que lleváramos uno encima, es otra de esas cosas que se llevan por si acaso, así que a trabajar. Sin comer, ya casi sin agua (hoy nos hemos bebido siete litros entre los tres), pero hemos cambiado el alternador y conseguido seguir con la ruta. La verdad es que va a ser verdad lo que nos decían ayer algunos compañeros en la zona de acampada. Nuestro coche tiene más vidas que un gato.
Peuaterra, además de la caja que nos proporciona la organización del rally para dejar en el colegio, también ha traído material médico cedido por sus patrocinadores, Clinica Sanza y Área Oftalmológica Avanzada. Este material lo hemos entregado en la ONG “Association JGHREN por la valorización del patrimonio natural y cultural y por el desarrollo del turismo sostenible “ con sede en Merzouga y donde el doctor de la organización ya ha tenido que abrir las cajas nada más llegar para poder atender a algunas personas, que al escuchar que viene un doctor, se agolpan a la puerta de la ONG para ser atendidos.
Ha sido un dia especialmente emotivo. Por una parte, vemos lo necesitados que están todos estos niños y lo contentos que están cada vez que viene alguien a traerles algo. Por otro lado, también hemos visto hoy la gran labor que realizan las ONG y asociaciones de la zona, dado que además de proveer al centro médico de medicamentos, realizan funciones de ayuda al desarrollo de la zona mediante proyectos hidrológicos para el riego de las zonas de palmerales, tienen tiendas de artesanía donde los habitantes de esta zona llevan sus trabajos y obras para ponerlos a la venta a un precio justo. No se permite el regateo en esta tienda, todo cuesta lo que vale y podemos encontrar tejidos, pinturas, fósiles, miel y aceite de argán de una cooperativa de la zona, y un sinfín de productos que los habitantes de los pueblos de las zonas donde no llega el turismo, aprovechan para dejar aquí.
Nos quedan 90 km hasta Errachidia, donde hoy descansaremos tras el duro día.